Por otra
parte, la historia con mi mejor amiga, Blanca, es muy distinta. Lo cierto es
que también nos conocimos en el colegio, pero la diferencia es que ella y yo
durante esta etapa nos odiábamos. Sin embargo, a raíz de empezar la etapa en el
instituto todo cambió de forma muy radical, tanto que a medida que ambas íbamos
madurando, me fui dando cuenta poco a
poco de que era una persona increíble y que me proporcionaba aspectos muy bonitos a mi forma de ser. Este sentimiento
fue mutuo, y poco a poco fuimos acercándonos la una a la otra hasta que se
convirtió en mi mejor amiga, en la chica en la que puedo pasarme horas llorando
de la risa y también la que me deja su hombro si necesito desahogarme y pasar
mis malos momentos. Es una persona genial, y aunque con ella a veces s que
chocamos, lo cierto es que sé con certeza de que siempre siempre va a estar al
lado mío cuando lo necesite.
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